Si hay un tipo de obras de arte que cuesta trabajo comprender, y a las que la mayoría de la gente mira con el ceño fruncido, esas son las obras conceptuales. En este post voy a resumir qué es el arte conceptual y voy a darte algunas ideas de cómo puedes apreciar y comentar este tipo de obras.
En primer lugar, quiero decir que no eres la única: el arte conceptual puede ser difícil de comprender, y a mi también me cuesta apreciarlo a veces. Precisamente porque sé que puede ser complicado explicar este tipo de obras, me he propuesto dar algunas pistas que te ayuden a comprenderlas mejor y poder utilizarlas como un recurso educativo.
El principio de todo
Si me preguntasen el nombre de algún artista que cambió la historia del arte para siempre en el siglo XX, probablemente diría Marcel Duchamp. No fue el único, pero probablemente fue el artista cuya obra cambió más radicamente la noción de arte.
Es más, diría que nadie ha cambiado nunca tanto la noción de lo que es arte en toda la historia. Ahí queda eso.
Duchamp, que había empezado siendo pintor, se propuso alterar la idea de lo que era arte e inventó un concepto revolucionario: los readymades.
Un readymade es un objeto ya fabricado industrialmente, al que el artista da un giro que lo convierte en una obra de arte. Lo que Duchamp se proponía cuestionar era qué es lo que define a un objeto como obra de arte. Rompiendo con la idea de que los artistas eran seres especiales que tenían la capacidad de crear lo que tradicionalmente se había llamado arte, Duchamp decidió que una obra de arte podía ser cualquier objeto al que un artista decidiera darle ese propósito. Para ello utilizó un orinal y le dio las caracterísitas que lo harían ser artístico:
- Lo firmó, con un nombre falso
- Le puso fecha
- Lo colocó en un pedestal
- Lo presentó a una exposición de arte contemporáneo
De esta forma, lo que definía a un objeto como arte ya no era el acto creador, el aspecto artesanal de su fabricación, sino que era la idea o voluntad del artista.
Otro aspecto relevante que cuestionó Duchamp es la idea de que el arte debe ser bello. Hasta el siglo XX la belleza era uno de los principales criterios por los que se juzgaba una obra de arte. Sin embargo, las Vanguardias ya empezaron a cambiar esta idea. El Expresionismo puede llegar a ser inquietante, el Cubismo en su fase casi monocromática era algo árido, el Constructivismo ruso podía ser bastante seco, y el Dadaísmo, del que bebe el arte conceptual, era el más satírico y provocativo de todos.
El mismo Duchamp era un provocador nato. Sus redymades estaban pensados para hacer temblar el status quo, no solo de lo que defininía al arte, sino de la exclusividad y el elitismo de todo lo que lo rodeaba: museos, mecenas, coleccionistas, los criterios de lo que podía o no estar dentro de un museo, las academias, etc. Al decir que un orinal era igual a una pintura, lo que estaba haciendo era desafiar todas las nociones preconcebidas que existían sobre el arte y los artistas. Te hacía cuestionarte todo lo que dabas por sentado hasta el momento.
La explosión del arte conceptual
En los años 60, varios artistas recuperaron las ideas de Duchamp y del Dadaísmo y empezaron a hacer obras que no tenían que ver con objetos físicos, sino con ideas o actos. En este momento surgen las performances y los happenings, formas de arte que no conllevaban un objeto, sino acciones y lenguaje.
El lenguaje se convirtió en una parte importante de estos nuevos trabajos y una idea muy interesante para la que se usó fueron las instrucciones: una lista de pasos a serguir que el espectador debía leer y llevar a cabo, y, de esa forma, crear momentáneamente la obra él mismo.
Un aspecto muy curioso a tener en cuenta del arte conceptual, es que en muchos ejemplos incluye de manera activa al público, a veces incluso lo hace indispensable. El público debe hacer la actividad propuesta para completar la obra en sí, o debe interactuar con el artista. Ninguna otra forma de arte incluye de manera tan directa a los receptores de la misma.
Las performances suelen provocar una serie de emociones o resaltar comportamientos. Exploran las reacciones del público más que ninguna otra forma de arte, de manera provocativa, muchas veces incomoda o es desagradable. No suele dejar indiferente al público.
¿Pero esto es arte?
Esa pregunta que todos nos hacemos alguna vez, se suele hacer, sobre todo, con el arte conceptual. Mi respuesta para esta pregunta es muy simple: algo es arte para ti, si tu consideras que lo es.
Los límites del arte, hoy más que nunca, son bastante difusos y, como siempre, el problema con la estructura que forma el mundo del arte (museos, críticos, galerías, comisarios, artistas, etc.) es que son ellos quienes siguen poniendo las etiquetas. Lo que hizo Duchamp fue una forma de ataque a esa estructura pero, al final, el arte conceptual fue asimilado por el sistema.
Para mi, lo que es arte y lo que no depende de mi criterio. Si consideras que no sabes lo suficiente de un tema para tener un criterio al respecto, puedes informarte y luego tomar una decisión. O puedes ignorar la pregunta de si es arte o no y considerarlo una experiencia curiosa y no darle más vueltas.
Lo que sí te animo a considerar es que, tanto si te parece arte como si no, puedes apreciar el acto de rebeldía que supuso para la historia del arte el colocar un orinal en un pedestal y meterlo en un museo. Hasta ese mismo momento a nadie nunca se le había ocurrido hacer tal cosa, nadie había pensado que el arte estaba en las ideas, no en la artesanía. Fue Duchamp y nadie más quien tuvo esa idea. Ahí radica la genialidad de su gesto.
Tres artistas conceptuales
He escogido otros tres artistas que hacen arte conceptual y te voy a dar algunas pinceladas para que comprendas su obra. El arte conceptual puede ser un ejercicio muy interesante para estimuar el pensamiento crítico. Pueden ser por lo tanto obras estupendas para explorar con un grupo de estudiantes si quieres probar a explorar el pensamiento crítico con ellos.
A cada artista lo he reducido a un concepto que resume de manera my concisa lo que para mi representa su obra.
Marina Abramovic: resistencia física y emocional
En una performance, las acciones del artista y el uso de su propio cuerpo se pueden convirtir en la obra de arte. Marina Abramovic es probablemente la artista de performances más conocida en todo el mundo. En uno de sus trabajos más populares, The artist is present, Marina se sentó durante incontables horas delante de cientos de desconocidos, que se sentaban frente a ella y la miraban a los ojos durante un minuto cada uno.
Realizó esta performance 8 horas al día durante varios meses. En el vídeo puedes ver el famoso momento en el que su ex-pareja, el artista Ulay, se sienta delante de ella y ella reacciona sorprendida. Fue este momento, más que ningún otro, lo que hace esta performance fácil de apreciar. Una pareja de artistas, que se separó hace dos décadas, se reencuentra en mitad de una performance y reacciona con emoción. Es un sentimiento con el que cualquier persona puede empatizar.
El trabajo de Marina Abramovic consiste en llevar a cabo actividades en las que se pone a sí misma en situaciones límite, tanto física como emocionalmente. Estas situaciones provocan todo tipo de reacciones en el público, desde la violencia al llanto, a la incomodidad patente.
Desde ponerse desnuda en un estrecho pasillo en que la gente tiene que aplastarse contra ella para pasar, hasta permanecer en una instalación durante días sin comer o permitir que un grupo de espectadores hiciera con su cuerpo todo lo que quisieran (llegaron a hacerle daño física y emocionalmente), Marina Abramovic se prueba a si misma y a la sociedad cada vez que crea una performance.
Una buena pregunta que lanzar al público ante este tipo de obras es Por qué. Por qué lo hace, por qué exponerse de esa manera a pasarlo mal, por qué utiliza su cuerpo y sus emociones, por qué performances donde pone a prueba los límites de su resistencia. Otra buena pregunta es ¿Qué aprendemos de la sociedad cuando se enfrenta a este tipo de situaciones? Cada una de sus performances es como un experimento social.
Yoko Ono: el valor de las pequeñas cosas
Hace una par de años tuve la suerte de visitar por segunda vez una de mis librerías favoritas, Strand, en Nueva York. Mirando los libros de arte me encontré con una pequeña joya escrita por Yoko Ono, Acorn (no he encontrado ningún enlace de calidad que hable del libro en español – sorry).
Este librito es un conjunto de instrucciones que te da recomendaciones de cosas que hacer, junto con ilustraciones de la autora. El libro es una maravilla, y las instrucciones parecen pequeños poemitas, muy evocadores. Muchos años antes, Yoko Ono había hecho un libro parecido llamado Grapefruit (pomelo), que también era una recolección de instrucciones.
Algunos ejemplos:
EARTH PIECE III
Tus pies son tu conexión física con este planeta.
Toca la tierra directamente con tus pies descalzos
Deja que la energía de la Tierra circule
de tus pies a tu cabeza
y de tu cabeza a tus pies
Yoko Ono, Acorn
CLEANING PIECE III
Intenta no decir nada negativo de nadie:
a) durante tres días
b) durante cuarenta y cinco días
c) durante tres meses
Observa lo que le ocurre a tu vida
Yoko Ono, Acorn
*Traducidos por mi del original en inglés
Tanto reflexionando de manera individual, como llevando a cabo algunas de las instrucciones del libro de manera colectiva, pensar en lo que nos propone puede ser una manera de desconectar de nuestra ajetreada vida, y hacernos preguntas sobre nosotros mismos que normalmente no nos paramos a considerar, pero que pueden ser importantes.
Bruce Nauman: incomodidad
Este verano vi una exposición de Bruce Nauman en el Museo Picasso de Málaga. Algunas de las piezas eran francamente agobiantes o incómodas. La obra de Bruce Nauman puede llegar a ser un reto. Esta es la intención del artista, retarnos, y aunque su obra pueda ser incómoda, también puede hacerte pensar bastante.
Algunas de sus obras consisten en caminar por claustrofóbicos pasillos a oscuras, otras instalaciones son vídeos de personas gritando o repitiendo discursos agresivos. En una de las instalaciones más espeluznantes, en el sótano del museo, había una serie de pantallas cubriendo las paredes que mostraban a un payaso gritando una y otra vez.
También es muy conocido por sus neones, que a veces representan juegos de palabras y otras muestran a personas comentiendo actos violentos y/o sexuales.
Precisamente porque las obras te hacían sentir incómodo, me gustó la exposición. Porque cuando vamos a ver una exposición de arte no suele ser el sentimiento más habitual. Me hizo pensar en cómo y por qué coseguía provocarme esa sensación, y como, habitualmente, no estamos expuestos a ese tipo de situaciones cuando vamos a un museo.
Lo interesante del arte conceptual no es decidir si nos parece arte o no, sino pensar en por qué los artistas eligen esos temas y medios de expresión, y cómo consiguen provocar reacciones en nosotros.
¿Qué opinas?
2 thoughts on “Breve guía para entender el arte conceptual”