El otro día una amiga me contaba indignada una escena que había presenciado esa mañana en la cola del banco – Una mujer había llegado y había contado que le acababan de decir que se iban a cortar todos los transportes e iban a dejar de llegar suministros y comida. Enseguida cundió el pánico y muchos anunciaron que tenían que ir al supermercado.
Mi amiga le dijo a la señora que por qué iba extendiendo esos rumores y asustando a la gente, cuando lo que decía no tenía ningún sentido en el contexto de lo que estaba ocurriendo durante la cuarentena. La señora defendía que a ella «se lo habían contado». Y, sin pararse a pensar si era cierto o no, había decidido propagar esta noticia.
Este incidente me dio que pensar. ¿Cómo era posible que al ver un vídeo en You Tube o recibir una cadena de mensajes en Whatsapp nadie se parase ni un segundo a pensar si lo que veían podía ser falso? ¿Cómo hay tanta gente que cree sin un segundo de vacilación todos los rumores y bulos que corren por ahí? ¿Es que nadie discrimina la información que recibe? ¿Y qué dice eso de nuestra educación?
Hay varias explicaciones que pueden responder, parcialmente, a estas preguntas. La primera que se me ocurre es que cuando entramos en modo supervivencia, lo de pensar racionalmente se va al garete. El miedo toma el control y sálvese que quien pueda. Si recibo un mensaje que dice que mi suministro de alimentación correo peligro no me lo voy a pensar dos veces, me voy al supermercado. Estamos diseñados para responder así ante la percepción de peligro.
Pero también se me ocurre otra explicación: no sabemos pensar críticamente, muchas veces porque no nos han estimulado en ese sentido. Desde luego, si fuiste a la escuela en la misma etapa que fui yo, nadie te mencionó nunca lo de «pensar críticamente». Y pensar no era el objetivo. El objetivo era aprender lo que el libro de texto te decía, pero no que cuestionases si algo era verdad o no por ti mismo.
¿Cómo se enseña a pensar críticamente?
Hacer que los niños desarrollen el pensamiento crítico, o cualquiera, suena bien, pero ¿con qué actividad concreta se puede enseñar para algo así? ¿y cómo enseñarlo en las escuelas desde pequeños? ¿es el pensamiento crítico algo solo para los adultos? ¿todo el mundo puede usarlo o unos lo tienen y otros no?
Pensar críticamente es una habilidad que todos tenemos pero en muchos casos no la desarrollamos ni aplicamos por igual. Es un músculo que hay que ejercitar, o se atrofia. La mayoría de estímulos que recibimos a diario (prensa, publicidad, política) no nos animan a pensar críticamente, sino que más bien se basan en tirar de las cuerdas de nuestros impulsos más primarios, como el deseo o el miedo. Pensar críticamente no quiere decir «criticar», significa discernir: separar la información que recibimos y analizarla, procesarla en vez de asumirla sin más. Dudar de lo que ves y oyes es un paso importante al pensar críticamente.
Estoy haciendo un curso online llamado Teaching Critical Thinking Through Art. El curso da ideas prácticas sobre cómo enseñar a pensar y cuestionar nuestro conocimientos y observaciones a través del arte. El arte es uno de los elementos más completos a la hora de practicar estas rutinas de pensamiento porque es complejo, tiene muchas posibles interpretaciones y significados, y es algo universal que todo el mundo puede apreciar y sentir. Por lo tanto, es un objeto de estudio predilecto a la hora de enseñar a pensar críticamente, tanto a niños como a adultos.
Rutinas de pensamiento
Para enseñar a pensar críticamente el proyecto de investigación Artful Thinking ha creado un sistema llamado rutinas de pensamiento. Una rutina de pensamiento es una serie de pasos a seguir cuando nos enfrentamos a nuestro objeto de estudio: una obra de arte, un experimentos científico, un problema matemático, una noticia en el periódico o un texto filosófico. Las rutinas son bastante versátiles porque pueden aplicarse a temas y situaciones variados.
Las rutinas potencian una serie de disposiciones de pensamiento que, al combinarse, desarrollan un pensamiento crítico fuerte e independiente. Las disposiciones de pensamiento son las siguientes:
- observar y describir
- explorar diferentes puntos de vista
- razonar
- buscar complejidad
- comparar y conectar
- cuestionar e investigar
La idea es que al aplicar una rutina con frecuencia nos acostumbramos a ella, y estimulamos a nuestro cerebro para que la utilice en más ocasiones. Incluso a que llegue un punto en el que no haya que recordar seguir los pasos, sino que pensaremos así con naturalidad. Las rutinas son muy simples y fáciles de seguir. Practicar estas rutinas con obras de arte (no solo artes visuales, se adaptaría igual de bien a un poema y otras formas de arte) es una manera fácil y divertida de introducir el pensamiento crítico en el aula y en el museo.
Observa, piensa, pregunta
Esta rutina está especialmente creada para usarla con obras de arte. Tiene tres pasos, que pueden finalizar con alguna actividad o debate complementario. Se puede aplicar con niños a partir de 6 años y adaptar a diferentes contextos educativos. Para que sea más clara, voy a ejemplificarla con una obra y voy a seguir la rutina respondiendo a cada pregunta.
1. Observa: ¿Qué ves?
El primer paso es observar con detenimiento durante un minuto entero. De media, en un museo apenas dedicamos unos segundos a mirar una obra de arte, y en tan poco tiempo apenas vemos nada. Cuando de verdad miras una obra y repasas todos los detalles, es completamente diferente. Hay muchas cosas que no podemos ver en un vistazo superficial.
La idea de detenernos a observar parece un poco simple pero es el paso más difícil. No estamos acostumbrados a parar y mirar despacio nada en nuestras vidas (excepto pantallas). Todo es rápido, miles de cosas llamando nuestra atención a la vez y siempre haciéndolo todo con prisa. Por lo tanto, es importante animar a los estudiantes a mirar con detenimiento y recorrer toda la obra de arriba a abajo y de izquierda a derecha, en silencio.
Después de observar, animaremos a los estudiantes a escribir qué ven. Es importante resaltar que es una descripción factual de lo que ven, no una interpretación (el siguiente paso). Una vez escrito, se comentará en voz alta entre todos. Lo habitual es que haya algo que otros han visto y tú no, por eso es mucho más interesante hacerlo en grupo. Con este paso ejercitamos la disposición Observar y describir.
Como ejemplo he escogido la instalación Trace (2014) del artista chino Ai Wei Wei. En general, los resultados de este ejercicio son más interesantes si los estudiantes saben poco o nada de la obra. Si ya saben de qué va, no harán el mismo trabajo de observación y análisis.
¿Qué ves en esta obra? Veo retratos de colores vivos, los retratos están agrupados en el suelo y al lado de cada rostro aparece un nombre. La sala donde están parece un almacén antiguo o un edificio abandonado. Los retratos están pixelados, algunos son en blanco y negro y otros en color. El material del que están hechos es piezas de Lego.
Podría ser una descripción sólo de palabras sueltas, como: caras de colores, piezas de Lego, nombres, suelo de cemento, almacén abandonado, etc.
2. Piensa: ¿Qué piensas que representa?
El segundo paso es interpretar lo que ves. Después de haber comentado nuestra lista de cosas que vemos en la obra, daremos unos minutos a los estudiantes para que escriban qué creen que significa.
La interpretación es libre pero tiene que estar basada en lo que vemos en la obra. Es decir, hay que razonar nuestra visión de lo que representa. Para ello la pregunta clave es: ¿Qué ves que te haga pensar eso?. De esta forma obligamos al estudiante a volver a observar, y a buscar una conexión clara entre lo que ve y lo que piensa. Usar la disposición Razonar es uno de los pasos más importantes del pensamiento crítico. Una afirmación tiene que estar basada en evidencias que otros pueden comprobar, no es algo se dice sin más.
Las interpretaciones también se comentarán entre todos. Cada persona ve algo diferente, y se fija en detalles diferentes. La complejidad de una obra y sus significados se captan de una manera mucho más profunda y enriquecedora cuando podemos descubrir otras perspectivas distintas a la nuestra (ejercitando la disposición Explorar puntos de vista).
¿Qué crees que representa? La mayoría de retratos son de personas que no conozco, pero sí reconozco a Edward Snowden y a Nelson Mandela. Si tengo que encontrar algo que relacione a ambos, imagino que ambos han sido activistas políticos de algún tipo. Si estos retratos aparecen juntos puedo suponer que el tema que los unos es «personas que han ido contra su gobierno» (ejemplo de Comparar y conectar).
3. Pregunta: ¿Qué te hace preguntarte?
Y por último el paso más divertido es hacer preguntas sobre la obra. Si pudieras hablar con el artista, ¿qué le preguntarías sobre la obra? ¿qué te llama la atención?
¿Qué te preguntas? me pregunto por qué ha usado legos para hacer los retratos, y por qué están en el suelo. También me preguntaría qué sitio es el lugar donde están expuestos, que no parece una galería ni un museo. Y por qué ha seleccionado esos retratos en concreto y qué significan para él (en este paso usamos la disposición Cuestionar e investigar).
En este momento puedes responder a algunas de la preguntas y ofrecer contexto a tus estudiantes sobre la obra. En los pasos anteriores es mejor no intervenir sobre la interpretación porque lo ideal es que sean ellos los que intenten llegar a sus propias conclusiones. Pero al final del ejercicio, y habiendo comentado las preguntas, puedes explicar quién es el artista y qué sentido le dio a la obra.
En este caso, esta exposición de Ai Wei Wei tuvo lugar en Alcatraz, la famosísima cárcel que se encuentra en un islote frente a la costa de San Francisco. La elección del lugar no fue casual – aunque hoy en día se puede visitar, en su día esta cárcel presumió de ser un lugar del que nadie podía escapar. Tan cerca y tan lejos de la ciudad, que los presos podían oír los sonidos de la vida diaria de sus habitantes, pero estaban fatalmente separados de ella por los muros de la prisión y el mar que la rodea.
Ai Wei Wei es un artista y activista que pasó casi tres meses en una prisión de alta seguridad por criticar al gobierno chino. Aunque fue liberado gracias a la presión internacional, le fue retirado el pasaporte y se le impidió abandonar el país. Fue tras esta situación que quiso hacer una exposición cuyo tema central fuese la libertad de expresión, o la falta de ella, y una de las instalaciones eran estos retratos con Lego de casi 200 personas que han sido perseguidas, encarceladas o asesinadas por atreverse a oponerse a distintos regímenes políticos.
Los retratos están hechos con Legos porque el artista no podía ir hasta Alcatraz ni enviar las obras. En vez de eso, creó unas plantillas, que envió a los organizadores, y ochenta voluntarios montaron los retratos con Legos siguiendo dichas plantillas.
Esta no fue la única instalación en la cárcel, sino que era parte de un conjunto de siete que se repartían por el edificio y que pretendían responder a la preguntas qué es la libertad, qué significa perderla y qué es una prisión.
En Alcatraz no sólo hubo presos famosos como Al Capone, sino que también hubo presos políticos. A finales del siglo XIX un grupo de indios Hopi fue encarcelado porque se negaban a que sus hijos fuesen enviados a escuelas blancas y cristianas, en vez de ser criados por sus padres en la tradición de su tribu (algo que seguía pasando en los años 90 del siglo XX, por increíble que parezca). Como homenaje, una de las instalaciones era un cántico Hopi que podía escucharse dentro de la prisión.
Finalmente, la instalación más emotiva se llamaba Yours Truly y consistía en unos estantes llenos de postales junto a varias mesas en las que los visitantes podían escribir cartas a diferentes presos políticos que actualmente están en prisión en todo el mundo. Las postales fueron enviadas y la mayoría de los presos pudieron recibirlas.
Tras comentar la exposición y haber realizado por pasos la rutina Observa, piensa y pregunta, puedes finalizar con alguna actividad que profundice más en el tema. Puedes hacer a tus estudiantes reflexionar sobre cómo ha cambiado su percepción de la obra después de seguir la rutina de pensamiento, qué han aprendido o qué les ha llamado la atención.
También puedes utilizarlo como preámbulo para explorar qué es la libertad de expresión o qué es arte político. Incluso podrías pedir a tus estudiantes que escribieran ellos una postal a un preso recreando la instalación sobre postales. Las posibilidades son infinitas.
Las rutinas de pensamiento se pueden utilizar en muchos contextos distintos, y cuando digo «estudiantes» no me refiero solo a escolares, cualquiera en una situación de aprendizaje puede ser un estudiante.
¿Os animáis a probar las rutinas de pensamiento?
Hola!
Acabo de descubrir este blog a través de Instagram y después de leer este artículo (el único que he leído de momento) te quiero dar la enhorabuena y las gracias. Soy maestra y amante del arte y el contenido de esta publicación me parece de un gran valor.
Enhorabuena de nuevo y te animo a seguir compartiendo información tan valiosa.
Un abrazo.
Hola Dolores,
muchísimas gracias por tu mensaje.
¡No sabes cuánto me alegra que encuentres interesante y útil lo que publico!